El criterio de la Ética Budista

El gran valle del antiguo Tibet tiene un clima y está a una altura que permite que los colores del cielo, las montañas y el sol evoquen la brillantez y claridad de la mente Iluminada

De acuerdo con la enseñanza del Buda, como se ha transmitido en las tradiciones de cualquiera de las corrientes o escuelas, las acciones son correctas o incorrectas, perfectas o imperfectas, de acuerdo con el estado mental con el que han sido realizadas. En otras palabras, el criterio de la ética no es teológico sino que concierne el estado de conciencia. Es verdad que en Occidente no se nos ha presentado esta idea, aún dentro del contexto del cristianismo, pero en cuanto a la ética budista se refiere -incluso en cuanto a la ética del lejano oriente se refiere, ya sea budista, taoísta, o confusionista- este criterio es el único que interesa. Es el criterio que se aplica universalmente y el que se toma en cuenta rigurosamente hasta el final.

De acuerdo con la tradición budista existen dos tipos de acciones: kausalya (kusala en pali) que significa perspicaz y akausalya (akusala en pali) que quiere decir torpe. Esto es significativo porque los términos «perspicaz» y «torpe», a diferencia de los términos «bueno» y «malo», sugieren que ]a moral es mas bien una cuestión de inteligencia. No podemos ser perspicaces, a menos que entendamos las cosas, a menos que podamos ver las posibilidades y las exploremos. De esta manera la moral, de acuerdo con el budismo es tanto una cuestión de inteligencia y de visión como de buenas intenciones y buenos sentimientos. Después de todo, se nos ha dicho que el sendero al infierno está pavimentado de buenas intenciones; sin embargo no podríamos decir que el sendero al infierno está pavimentado de perspicacia. Simplemente no podría ser así.

Las acciones torpes se definen como aquellas que encuentran sus raíces en la avaricia o ambición egoísta, en el odio o la aversión y en la confusión mental o perplejidad; es decir en ‘un estado de ofuscación espiritual o ignorancia. Las acciones perspicaces son aquellas que se encuentran libres de avaricia, libres de odio y libres de confusión mental, y que, en términos positivos, están motivadas por la generosidad o el impulso por compartir y dar, por el amor y la compasión y por el entendimiento. Esta simple distinción, pone de una sola vez; todo el asunto de la moral en un plano bastante diferente, y le da una nueva luz. La vida moral se convierte en una cuestión de actuar a partir de lo que es mejor en nosotros: actuar a partir de nuestro entendimiento más profundo y de nuestra visión más clara; a partir de nuestro amor más comprensivo y de la compasión.

Los estudiantes serios del budismo, pueden estarse preguntando como encajan en todo esto los «Cinco» o «Diez Silas» o Preceptos. ¿Acaso no son estos una lista de reglas morales, las que nos dio el Buda y a las que nos tenemos que conformar? Para responder esto podemos decir que es verdad que el Buda enseñó este conjunto de Silas o Preceptos, que es verdad que los recomendó, pero él no nos dio los preceptos de una manera autoritaria, como lo hizo Dios con los Diez Mandamientos. Lo que dice el Buda es que alguien que se ha Iluminado o que ha alcanzado la Budeidad, por medio de la que se percata de la plenitud de la Sabiduría y de la abundancia de la Compasión, inevitablemente se comportará de cierta manera, debido a que se encuentra en la naturaleza de una mente Iluminada conducirse de esa forma. Además, dependiendo del grado en el que estemos Iluminados, nos comportaremos de esa forma. Si no estamos Iluminados o en el grado en que no lo estemos, la observación de las Silas, los Preceptos, nos ayudará a experimentar en carne propia el estado de mente del que estos son una expresión normalmente.

Un ejemplo puede ayudamos a clarificar este punto; podríamos decir que una persona Iluminada, alguien que ha alcanzado un estado de Buda se encuentra libre de la avaricia y la ambición egoísta. Nosotros mismos estamos llenos de sentimientos de avaricia; deseamos, por ejemplo, comida de diferentes tipos, tenemos gustos especiales para esto o aquello. Supongamos, que a modo de experimento, dejamos de comer nuestros alimentos favoritos, cualquiera que estos fuesen; renunciamos a ellos, decidimos que ya no los comeremos y con mucha pena cerramos la puerta de la despensa. Resistimos la tentación, cualquiera que esta sea -digamos de una tarta de ciruela-. Lo que sucede es que sufrimos y la pasamos mal, de hecho puede que hallemos la situación bastante difícil. Pero si persistamos, si logramos eliminar las fantasías de la tarta de ciruela, reducirá la avaricia, y al final alcanzaremos un estado feliz, en el que no hay avaricia y en el que ni siquiera pensamos en ello. Nuestra abstención de la tarta de ciruela, dejará de ser una medida disciplinaria y se convertirá en una expresión genuina del estado libre de avaricia que hemos alcanzado.

De cualquier manera las Silas o los Preceptos, no constituyen solamente una lista de reglas, aunque cuando las leamos en libros de budismo puedan parecerlo. Con demasiada frecuencia se representaba al Buda, diciéndole a la gente lo que debía o no debía hacer, creando la impresión de que el budismo era un asunto negativo y monótono. Pero las silas son en realidad simples patrones de conducta ética; son la expresión natural de ciertos estados mentales perspicaces. Dado que son la expresión natural de los estados mentales perspicaces, podemos evaluar hasta que grado hemos desarrollado esos estados al comparar nuestro comportamiento con estas.

CINCO PRECEPTOS EN PALI Y EN ESPAÑOL

Panatipata Veramani Sikkhapadam Samadiyami

Con acciones de amor y bondad purifico mi cuerpo

Adinnadana Veramani Sikkhapadam Samadiyami

Con generosidad sin límite purifico mi cuerpo

Kamesu Micchachara Veramani Sikkhapadam Samadiyami

Con tranquilidad, sencillez y contento purifico mi cuerpo

Musavada Veramani Sikkhapadam Samadiyami

Con comunicación veraz purifico mi habla

Surameraya Majja Pamadatthana Veramani Sikkhapadam Samadiyami Sadhu Sadhu Sadhu

Con conciencia clara y lúcida purifico mi mente

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